Finales de mayo. Termina la temporada radiofónica deportiva, prácticamente al mismo tiempo que lo hace la futbolera. La Eurocopa, amistosos y pachangas veraniegas servirán para paliar puntualmente las ansias de goles del respetable durante los próximos meses, aunque no puede compararse ni de lejos a la rutinaria emoción de la competición liguera servida en dosis semanales.
La temporada se consume, y con ella gran parte de los contratos de prácticas en el mundillo de los medios de comunicación. Tras tres, seis meses, un año de trabajo (casi nunca remunerado), llega el 30 de junio y la misma cantinela se escucha en los despachos de los directores de emisoras, periódicos o televisiones: "Buen trabajo, chaval". "Te lo has currado". "Gracias por todo". Y, por regla general, un cruel y aséptico: "Cierra la puerta al salir".